jueves, 9 de octubre de 2014

Ese síntoma de extrañar

Entonces recordé que jamás había extrañado a alguien de ésta manera, no sabía lo que era pasar la noche en vela pensándolo, o que al dormir mis sueños lo reflejaran rápidamente. Sentir sus caricias en mi piel aún cuando son desconocidas para mí. Querer saborear sus besos y sentir su respiración cuando sé que no las he probado. Tenerlo en mis  sueños y que al despertar tenga la sensación de haberlo visto. Sentir frío y pensar en que si estuviera aquí no sería así, anhelar sus poemas a tan altas horas de la madrugada, esos que me hacen dormir con una sonrisa. Carecer de ese tipo de cariño porque sé qué, quien puede brindarmelo, es él...
Jamás sentí extrañarlo de esta manera, pero es que... jamás extrañé a otra persona de ésta manera. ©

Pensamientos

¿Y piensas en mí como yo en ti?
Es una continua pregunta que me hago, lo sé, es una tontería, ¡pero es que te amo!
Lo más irónico es que tu también lo haces, me amas pero lo cuestionamos.
¡Vaya que difícil es el amor! ¿No deberíamos amarnos hasta el cansancio? Claro que, eso no sucedería, los amantes no se cansan de amar, ¿te cansarias alguna vez de mi? porque aunque discutamos, tu digas que no y yo que si... yo jamás me cansaré de ti. ©

lunes, 6 de octubre de 2014

Dolor, por Verónica Roth (Four)

Quizá tengan razón. Tal vez disfruto "sometiéndome a situaciones desagradables"; tal vez hay una vena masoquista dentro de mí que usa el dolor para lidiar con el dolor.

Ayer.

Anoche te lloré mi última lágrima, decidí que debía ser así. No puedo obligarte a que me ames y te aceptaré en la forma en que pueda tenerte, aún si eso signifique que debamos ser sólo amigos. ©

jueves, 2 de octubre de 2014

Noches de soledad


Es triste pasar las noches durmiendo sola, sabiendo que hay alguien que pudiera estar ahí. No abrazándote, ni tocándose, sólo observando, mirando en ti, lo que tú ves en él. ©

Los recuerdos...

Nos enseñan que hay ciertas cosas, que aunque las deseemos con el corazón, nunca volverán. Nos enseñan que la vida jamás se estanca en una sola ocasión, continuará sin importarle lo mucho que digas que te duele.
Sirven para demostrar que todo pasa por algo y que de cada situación errónea se aprende algo nuevo. Que las palabras duelen y dolerán hasta que aprendamos a superarlas. Que debes perdonar pero nunca olvidar. Qué quien te lastimó una vez, lo hará una y mil veces más. Aprenderás a diferenciar entre un "estoy bien" a un "te necesito".
Pero, por sobre todo, nos enseñan a ser mejores, darnos cuenta de que crecimos y aunque no queramos, hemos cambiado, los recuerdos nos enseñan que ya nunca volveremos a ser eso que un día fuimos.©

—Jessica Sánchez,

El amor de Benedetti

"... te quiero como para escuchar tu risa toda la noche y dormir en tu pecho, sin sombras ni fantasmas, te quiero como para no soltarte jamás." Mario Benedetti.